Guruzeta devuelve la sonrisa al Athletic
Dos goles del delantero y uno de Vivian permiten al equipo recuperar las buenas sensaciones y dormir en la zona Champions

martes, 08 de noviembre de 2022 | Athletic Club
Robert Basic (BILBAO) | aupaAthletic.com
El Athletic ha hecho los deberes en el último partido de la Liga antes de que el campeonato de la regularidad baje la persiana por el parón mundialista. Ha completado un encuentro redondo ante un Valladolid que solo ha existido en los primeros 15 minutos del choque, en los que desperdició tres ocasiones y luego se convirtió en un juguete roto en las manos de los rojiblancos. Lo zarandeó un par de veces Gorka Guruzeta, quien asfaltó el camino hacia la victoria con un doblete y permite a los bilbaínos dormir en la zona Champions. El delantero respondió a su primera titularidad en Primera con una efectividad asombrosa traducida en cinco tantos en lo que va de temporada. El de Vivian sirvió para cerrar un choque que siempre estuvo en las manos de los vizcaínos, rehabilitados tras su nefasta actuación en Girona.
Antes de que el balón echara a rodar, Ernesto Valverde había sorprendido con un ejercicio de demolición de un modelo que se daba por asentado. Revolucionó la alineación en todas las zonas y remató el nuevo montaje con Gorka Guruzeta en la punta de ataque, disfrazado de nuevo de héroe. Para empezar, dejó fuera a Iñigo Martínez –junto a Simón y Yeray fue el único que se salvó del naufragio en Girona– y en su lugar puso a Vivian; cambió la banda izquierda entera con las suplencias de Yuri y Berenguer; sentó a Raúl García y activó a Ander Herrera; y reformuló los costados: Iñaki Williams se escoró a la derecha y su hermano Nico se fue al extremo izquierdo. Y la guinda del pastel fue la presencia del delantero centro donostiarra en el plan A solo 24 horas después de que Txingurri le definiera como un «buen revulsivo». Pues bien, el guipuzcoano hizo un doblete en 50 minutos. Ya lleva cinco goles en poco más dos horas y media de fútbol en Primera y pide a gritos más protagonismo.
Pero antes había avisado el Valladolid. Con nueve cambios en sus filas respecto al último partido, los pucelanos dispusieron de tres ocasiones claras en el primer cuarto de hora del partido. Dos de ellas las desperdició Weissman –por cierto, desde la grada de animación gritaban al delantero israelí «Palestina askatu»– y una Sergi Guardiola. San Mamés no digirió bien el flojo comienzo de su equipo y emitió algunos silbidos, que actuaron como potencionador. El Athletic comenzó a ganar metros, presionar alto y robar en la zona de peligro. Guruzeta apareció pronto con un cabezazo que se marchó fuera y luego talló su primera muesca. Iñaki Williams cabalgó por la derecha y puso un pase al corazón del área. Llegó el donostiarra y su primer remate lo sacó el meta visitante, pero no pudo con el rechace. Los rojiblancos ya mandaban en el marcador, sueltos y llegando en oleadas.
Sentencia
El Valladolid desapareció y el equipo de Valverde buscaba el segundo. Tuvo hasta cuatro ocasiones para conseguirlo y si no lo logró fue por la falta de puntería. Nico Williams, que daba mala vida a Fresneda por la izquierda, se marcó una jugada personal yéndose de dos defensores pero su remate lo detuvo Masip. Los pucelanos pidieron poco después un penalti por mano de De Marcos –la hubo–, pero en esta ocasión el VAR dijo que había que seguir jugando. Los caminos de la tecnología y de los que la interpretan son inescrutables. Pasó algo parecido en la reanudación, esta vez con una mano de Olaza. Clara. Díaz de Mera su fue al monitor y decidió que no era suficiente. Vaya usted a saber. El caso es que el propio De Marcos gozó luego de una oportunidad inmejorable, servida por Sancet, y la mandó al limbo. Solo ante el meta pucelano, un poco escorado, definió mal. Se llevó las manos a la cabeza y no se creía lo que había perdonado. Iñaki Williams sí marcaría en la recta final del primer tiempo, pero en fuera de juego. También pudo sentenciar Sancet, aunque anduvo lento y a Feddal le dio tiempo a tapar su tiro.
Los rojiblancos salieron de los vestuarios decididos a cerrar el choque. Tardaron apenas seis minutos en encontrar a Guruzeta, quien coló un disparo entre las piernas de dos defensores del Valladolid y batió a Masip. Los pucelanos reclamaron una falta previa de Vesga sobre Aguado, pero desde la sala VOR mandaron seguir. Luego llegaría el no penalti por mano de Olaza y una gran ocasión que desperdició Iñaki Williams, desbaratada de nuevo por el guardameta visitante.
Valverde movió el banquillo y retiró al bigoleador Guruzeta y a Ander Herrera para dar entrada a Muniain –reaparecía tras su lesión abdominal– y a Vencedor. El ritmo fue decayendo, con los bilbaínos afanados en controlar al rival y el cronómetro y sin renunciar a más goles. Como el que marcó Vivian para expedir el certificado de defunción al Valladolid. Una falta botada por el capitán la cabeceó a la red el central. El trabajo estaba hecho. Ya solo queda cumplir en la Copa antes de irse de vacaciones.
