La última Copa rojiblanca

Tal día como hoy en 1984, el Athletic logró el doblete al imponerse en la final del torneo del KO al Barcelona con un gol de Endika

martes, 05 de mayo de 2020 | Athletic Club

Redacción (BILBAO) | aupaAthletic.com

Una semana antes el Athletic dirigido por Javier Clemente había conquistado su segunda Liga consecutiva. Tras el sufrimiento en Las Palmas para alzar el primer campeonato de la regularidad, llegó el derbi contra la Real Sociedad en San Mamés y la locura de ganar el segundo campeonato y más ante toda la parroquia rojiblanca. Pero aún quedaba un título más por ganar. En el horizonte estaba la final de Copa del Rey que iba a enfrentar a Athletic y Barcelona en el Santiago Bernabéu. El ambiente estaba cargado. En la Ciudad Condal había ganas de venganza tras la lesión de Maradona un año antes y el hecho de que esa final era su única oportunidad de conquistar un título. Y con ese ambiente se disputó una final que quedó marcada por el gol de Endika y la batalla campal que iniciaron los perdedores.

Foto: Athletic Club

 

En aquel Chamartín abarrotado por hinchas rojiblancos, se estima que hubo más de 60.000, Clemente alineó a Zubizarreta, Urkiaga, Liceranzu, Goikoetxea, Núñez, De Andrés, Patxi Salinas, Dani, Urtubi, Argote y Endika. Por su parte, el Barcelona de Menotti salió con Urruti, Sánchez, Migueli, Julio Alberto, Víctor, Alexanco, Schuster, Carrasco, Maradona, Marcos y Rojo. El partido arrancó con un Athletic mejor. Bien plantado sobre el césped y con las primeras ocasiones a su favor. La más clara una de Endika que se quedó solo ante Urruti, dudó sobre si su posición era antirreglamentaria y su intento de vaselina la rechazó el guardameta culé. Pero el atacante rojiblanco no tardó en resarcirse. Uno minutos después, en el 13 concretamente, Argote puso un centro con la pierna derecha y el ‘9’ la bajó con el pecho y con un disparo con la zurda superó a Urruti.

Foto: EFE

A partir de ese momento, el Barcelona se fue en busca del empate pero se encontró con un equipo rocoso. Los de Clemente se defendieron con uñas y dientes y buscaron matar la final al contragolpe. En la segunda mitad, el ambiente se calentó. Se vieron entradas feas por parte del Barcelona, impotentes ante la derrota. Con el pitido final, lo que tuvo que convertirse en una fiesta quedó algo empañado por la reacción de Maradona, Migueli y compañía. Pero la Copa era rojiblanca. El doblete era una realidad y la fiesta que se preparaba en toda Bizkaia unos días después fueron el colofón a una temporada histórica.