Una nueva goleada en contra para finalizar el recorrido en la presente edición de la Europa League. Dos cuartos de hora en cada encuentro frente al United liquidaron a los leones. En San Mamés, entre la media hora de partido y el descanso. En Old Trafford, entre la media hora del segundo tiempo y el pitido final.
No lo tuvieron fácil los ingleses en su casa. Hubo momentos en los que se llegaron a temer lo peor. La remontada bilbaína no pareció una quimera hasta superado el minuto 70.
Impresiona el comportamiento de la afición del Athletic allá donde juegan los leones. Pese al 0-3 de la ida en San Mamés, en torno a 4.000 aficionados rojiblancos se presentaron en Old Trafford para alentar a los pupilos de Valverde. Hubo también que se acercó hasta Manchester sin entrada, pero con todo el ánimo del mundo para sumarse a la fiesta.
Cuesta asimilar que esta semifinal de la Europa League se fuese al traste en una mala noche y con un polémico arbitraje en San Mamés. El técnico rojiblanco ya había avisado en vísperas de la visita del United al Botxo del riesgo que se corría en estos torneos continentales en casa de sufrir un apagón en un encuentro concreto. A los leones se les fundieron los plomos en campo propio y por ahí se esfumaron sus opciones de llegar a la final
Otra vez tendrá que ser. El Athletic, pese al frustrante desenlace, puede presumir de haber realizado una Europa League a la altura de pocos. El nombre del club rojiblanco además ha vuelto a sonar con fuerza por el Viejo Continente futbolero. Harro!